Fotógrafo aficionado, hijo de payeses, emigra a la ciudad Condal en los años 50, donde vive en el barrio de Sant Andreu de Palomar. Trabajó de barbero y de contable. Autodidacta, aprende a revelar y ampliar fotografías en un pequeño laboratorio que se monta en su casa. Participó y ganó premios en numerosos concursos. Destaca su interés por el paisage y el elemento humano. Sus fotografías son testimonio de la vida en la ciudad, las fiestas populares, y los espacios cambiantes en los años 50, 60 y 70.
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